La ciudad es un auténtico caos. La única ley es la de las ametralladoras de los Cascos Azules.
La avenida principal de los supermercados se ha convertido en una caótica ruta del saqueo.
La Embajada española, destruida.
Van sorteando los cientos de cadáveres que se apilan en las deshechas aceras tapados con mantitas de colores.
Haití: sin noticias de Dios. "Todavía se oyen las voces de niños atrapados en los escombros".
A este pobre hombre sólo se le ocurre decir que nosotros estamos peor.
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